martes, 25 de enero de 2011

Nueva partida, cambian las tornas.

Fran asume el papel de Cesar y Curro de Pompeyo. Veremos que depara ahora la historia. En su primer turno Cesar hace avanzar a sus tropas hacia el enemigo.

Victoria de Curro Cesar.

Las tropas pompeyanas perdida la cohesión de sus lineas no han estado a la altura de los veteranos de las Galias de Cesar y finalmente huyen decantando la Victoria del lado Cesariano.

Gloria al Cesar Vencedor.



La victoria es de Cesar, larga vida al mas valiente, noble y admirado general romano.

domingo, 23 de enero de 2011

martes, 18 de enero de 2011

Instantanea del momento en que los dos ejercitos se observan antes de lanzarse a la lucha

Los Pompeyanos intentan flanquear la linea Cesariana.

En el flanco izquierdo la caballería pompeyana se lanza tras las lineas cesarianas, mientras la infantería ligera se lanza contra la caballería cesariana, mientras la infantería del flanco derecho sobrepasa la linea enemiga y parece factible la opción de flanquear al ejercito cesariano por ambos flancos, la duda es si resistira la linea central pompeyana muy castigada por los veteranos de Cesar.

lunes, 17 de enero de 2011

La lucha en el centro de la batalla es titánica y cruel



El fragor de la batalla es brutal, y legionarios y auxilias de uno y otro bando luchan a vida o muerte en Macedonia, parece que el centro de Cesar mantiene a duras penas la linea, ¿llegará Cesar a tiempo con la caballeria y sus legionarios de escolta?

domingo, 16 de enero de 2011

También las tropas de élite pompeyanas se lanzan al centro

Un mensajero trae la noticia a Pompeyo del avance de las tropas de élite hacia el centro y este ordena también a sus mejores tropas en la reserva entrar en batalla..

Estos hombres, curtidos en mil combates esperan pacientemente esta hora, y avanzan....

Movimiento Pompeyano del 5º Turno

La caballería del ala izquierda gira y se lanza hacia el centro, las tropas ligeras del ala izquieda lanzan todos sus venablos contra la caballería cesariana, el ala derecha pompeyana hace retroceder al ala izquierda cesariana y los combates en el centro se suceden con desigual forturna.

Movimiento cesariano del 5º Turo

Las tropas de élite de Cesar se dirigen al Centro de la batalla

 

 

Estos son los duros rostros de los curtidos primun pilus de las legiones veteranas de Cesar, que a paso rápido se dirigen hacia el centro de la batalla para decidir la contienda.

 

jueves, 13 de enero de 2011

Magníficas imagenes de la batalla





La caballería pompeyana se enfrenta con mercenarios hispanos que conforman parte de la caballería cesariana...


Imagen de la legión en combate...

La caballería pompeyana maniobra y se reagrupa...

Avanzando tras las filas pompeyanas con la cobertura de la caballería ligera, mientras la infantería ligera se reagrupa y lanza toda clase de proyectiles contra el General Cesariano que manda la caballería, el mismo Marco Antonio.Mientras los combates se suceden con vigor en el centro y el flanco derecho.

El flanco izquierdo pompeyano parece disperso...

Mientras los cesarianos avanzan por los huecos de este flanco, en el centro y flanco derecho los dos ejercitos entran en combate cerrado cuerpo a cuerpo con gigantescos enfrentamientos de la infantería legionaria.
 Los legionarios cesarianos parecen tener mayor experiencia, pero el resultado parece incierto...

miércoles, 12 de enero de 2011

Gran actuación de la caballería cesariana


 

La carga de la experimentada y veterana caballeria de Cesar con su guardia personal al frente ha hecho huir a todo el flanco izquierdo de Pompeyo, las primeras unidades del viejo militar han comenzado a desertar.

domingo, 9 de enero de 2011

El ejercito Cesariano

El ejército cesariano se refiere a las fuerzas armadas desplegadas en la República romana tardía entre el final de la Guerra Social (91–88 a. C.) y el establecimiento del principado romano (inicios del Imperio Romano) por César Augusto en el año 30 a. C. El nombre deriva de su líder más famoso, el dictador Cayo Julio César (49-44 a. C.).
El ejército cesariano constituye la transición entre el ejército consular (300-88 a. C.), que era una fuerza de carácter temporal sobre la base de reclutamiento obligatorio de los ciudadanos y el ejército imperial del Principado, soldados profesionales, basado principalmente en el reclutamiento de voluntarios. El evento seminal que creó el ejército cesariano fue la concesión, después del fin de la Guerra Social, a la ciudadanía romana a todas las socii italianas de Roma, poniendo fin a la estructura dual de las legiones romanas y las de los no ciudadanos. Este último fue abolido, y los aliados de Italia en lo sucesivo fueron reclutados en las legiones romanas. Los aliados no italianos que habían luchado durante mucho tiempo por Roma (por ejemplo, los galos y la caballeria númida) continuaron sirviendo junto a las legiones, como unidades irregulares comandadas por sus propios líderes.

Contenido

 La legión mariana

Las legiones formadas en cohortes de finales de la república y comienzos del imperio a menudo reciben el nombre de legiones de Mario. Tras la Batalla de Vercelae del año 101 a. C. Mario garantizó a todos los soldados itálicos la ciudadanía romana justificando este acto con el comentario de que en el fragor de la batalla no era capaz de distinguir a un romano de un aliado. Esto eliminó la noción de legiones aliadas, y todas las legiones italianas se verían como legiones romanas. Por ello los tres tipos de infantería pesada serían reemplazados por un solo tipo estándar de legionarios, basados en los anteriores Princeps.
El rol de las legiones aliadas eventualmente lo retomarían contingentes de tropas aliadas/auxiliares, conocidas como Auxilia. Los auxiliares surgen por pura necesidad táctica, ya que la infantería pesada legionaria precisaba el apoyo de otros cuerpos de caballería e infantería ligera (junto con hostigadores como arqueros, honderos o lanceros). Tras la reforma de Mario aparecen ya cuerpos irregulares de caballería que reciben el nombre de auxilia, siendo disueltos al finalizar las campañas. Pero es tras la Guerra Social (91-89 a. C.) cuando los auxilia reciben el impulso definitivo al desaparecer las Alae Sociorum. Igualmente, cuerpos de arqueros, honderos y caballería son reclutados, muchas veces mediante levas forzosas, entre los diferentes pueblos del Mediterráneo. No obstante, fue César quien sentó las líneas básicas de lo que luego serán los auxiliares imperiales al reclutar entre galos y germanos unidades de caballería. Por otro lado, los cuerpos de infantería auxiliar parecen haber sido más bien una apuesta de Augusto.
Cada Legión tenía un Auxilia del mismo o similar tamaño, que contenía unidades especiales: ingenieros, exploradores, artillería, tropas de asedio, servicios y unidades de apoyo, junto con unidades formadas a partir de no ciudadanos (a quienes se les garantizaba la ciudadanía en la jubilación) y otros. A menudo se formaban en unidades completas, como caballería ligera, infantería ligera (velites), arqueros o trabajadores. También había un escuadrón de reconocimiento de 10 ó más tropas de caballería ligera llamados Speculatores, que también servían como mensajeros e incluso como forma de inteligencia militar.
Durante estas reformas, las Legiones también se organizaron en cohortes permanentes por primera vez. Las cohortes habían sido hasta entonces unidades administrativas temporales o fuerzas de trabajo tácticas de varios manípulos, siendo incluso más transitorias que las mismas legiones de comienzo de la república. Ahora las cohortes eran de 6 a 10 unidades permanentes compuestas de 5 a 8 centurias, cada una dirigida por un centurión asistido por un optio, un soldado que podía leer y escribir. Estas se convirtieron en las unidades tácticas básicas de las legiones. El centurión senior de la legión se llamaba Primus pilus, un soldado profesional que hacía también de asesor del Legado.
Cada legión tenía un convoy con el equipamiento de unas 500 a 550 mulas (una mula por cada 10 legionarios). Para evitar que estos convoyes fuesen demasiado grandes, Mario hizo a sus hombres acarrear todo el equipo que pudiesen, incluyendo su armadura, armas y raciones para 15 días. Para facilitarlo, daba a cada legionario un bastón cruzado para acarrear la carga sobre sus hombros. Por esto los soldados recibieron el apodo de "mulas de Mario", por la gran cantidad de carga que tenían que llevar ellos mismos.
Una legión típica de este periodo tenía de unos 4.000 a 5.000 legionarios. Las legiones podían llegar a tener hasta 6.000 soldados divididos en cohortes, aunque más adelante en la historia el tamaño se redujo a 1.000 para incrementar la movilidad. El número también dependían de las bajas: Julio César, en su campaña en la Guerra de las Galias a menudo sólo contaba en sus legiones con unos 3.500 hombres.

Tropas auxiliares del ejército cesariano

Los auxiliares eran guerreros no romanos que combatían en las filas romanas en virtud de acuerdos o tratados. Los auxiliares combatían con su propio equipo y a su peculiar manera, pero siempre al mando de oficiales romanos.

 Celtíberos

Eran muy valorados como infantería auxiliar y, sobre todo, como caballería gracias a su animosidad, a su desprecio del peligro y a su consabida capacidad de vivir con precariedad aunque tenían fama de inestables y volubles.

 Honderos baleares

Los romanos los consideraban más precisos que los arqueros y, en ciertas distancias, más letales. No estaban constituidos en unidades independientes sino que reforzaban a otras en grupos de 100 o 150 hombres. Acompañaron a las legiones romanas que lucharon en la conquista de la Galia.

Galos

Eran excepcionales jinetes y, como consecuencia de su rápida romanización, pelearon en unidades que combatían equipadas como las propias unidades de caballería legionaria. Sin embargo, tampoco renunciaban a sus tradiciones más crueles... como la de cortar la cabeza a sus enemigos muertos, mostrarlas durante un rato y luego colgarlas del pomo de sus sillas de montar. Roma apreciaba el odio que sentían por sus homólogos germanos, con los que combatían hasta el final.

Númidas

Eran excepcionales jinetes ligeros, que montaban caballos pequeños, vivaces y resistentes y que desquiciaban a los enemigos con su particular forma de combatir; los númidas galopaban a tumba abierta contra el adversario, lanzaban una o dos de sus ligeras jabalinas y se retiraban a la carrera para volver a embestir de nuevo. Curiosamente, los romanos los sufrieron antes que beneficiarse de ellos: Aníbal alistaba a jinetes númidas con regularidad y fueron actores principales de la victoria púnica en Cannas.

Germanos

No era normal que unidades de germanos pelearan en el bando romano. Julio César las utilizó a discreción contra los celtas en la conquista de la Galia pero, a partir de ahí, cayeron en el olvido. Sin embargo, los emperadores romanos les procuraron una ocupación: su complexión física, su altura así como su fama de insobornables los volvió insustituibles como guardia personal. Así, formaron parte no solo de unidades "regulares" como los speculatores de Augusto o la Guardia Bátava sino que casi siempre, la escolta de un general era germana. Quizás fuesen incorruptibles a su pesar, ya que casi ninguno hablaba latín.

Movimiento Pompeyano

Pompeyo ha decidio retirar la caballería de su fñanco derecho en un movimiento de repliegue mientras avanza de forma general con su infanteria...

sábado, 8 de enero de 2011

Movimientos estratégicos alrededor de Farsalia

 

 

La situacion en el campo de batalla aun no esta decidida para ninguno de los dos bandos, que como se ve en este plano han maniobrado en Macedonia con inteligencia y decisión antes de encontrase en Farsalia.

 

lunes, 3 de enero de 2011

Orden de Batalla en la Batalla de Farsalia

En sus Comentarios sobre la Guerra Civil, César atribuye a Pompeyo 110 cohortes (algunas formados por soldados hispanos llevados por Afranio y que combatían como infantería pesada) más 7 de guarnición en el campamento, unos 66.000 hombres al mando de Publio Cornelio Léntulo Spinther (ala derecha), Marcelo Escipión (centro), Lucio Domicio Enobarbo (ala izquierda) y Tito Labieno (caballería).
El propio César contaría con 80 cohortes, más 7 en el campamento, muy mermadas a causa de los múltiples combates en que habían participado, pero también muy experimentadas, y que totalizarían 31.000 hombres, magníficamente dirigidas por Marco Antonio (ala izquierda), Cneo Domicio Calvino (centro) y Publio Cornelio Sila (ala derecha).
La disparidad en caballería sería aún mayor, con 7.000 jinetes pompeyanos frente a apenas 1.000 cesarianos, de los cuales unos 600 serían galos -probablemente heduos y unos 400 ubios germanos, además de la escolta personal de César compuesta por jinetes hispanos.
Para Delbrück, si bien es cierta la ventaja de los pompeyanos -al menos numéricamente aunque no en destreza- las proporciones que da César, teniendo en cuenta el desarrollo de la batalla, son exageradas, sobre todo en caballería. Unas cifras más próximas a la realidad podrían ser 40.000 infantes pompeyanos -con unos 5.000 infantes auxiliares reclutados en Hispania y otros 4.200 aliados- frente a 30.000 cesarianos -incluyendo 7.000 aliados-, y 3.000 jinetes pompeyanos frente a 2.000 cesarianos.
En cualquier caso, lo que parece enteramente cierto, es que Cesar contaba con unas ventajas difícilmente cuantificables en números: la veteranía de sus legiones, el liderazgo y la desesperación.
Veteranía pues sus legiones, aunque con mermados efectivos, se contaban entre las más expertas de la República, habiendo participado en campañas en Hispania, Las Galias, Britania y Germania, localizaciones donde tuvieron que enfrentarse a enemigos feroces, parajes desconocidos e inclemencias climáticas. Por el contrario, la mayoría de los legionarios de Pompeyo eran jóvenes recién reclutados, con poca o ninguna experiencia en combate, fruto de la apresurada movilización que el Senado realizó para enfrentarse al procónsul Cesar con alguna garantía de éxito.
Liderazgo superior de Julio Cesar. Sus legionarios le adoraban, le habrían seguido al fin del mundo y por él soportaban cualquier clase de privaciones. César era un general con un encanto natural y un magnetismo que ningún otro comandante de hombres igualó en la historia de Roma. Por el contrario, Pompeyo era un general para entonces ya retirado a quien recurrió el Senado en un desesperado intento de apelar a una vieja gloria para acabar con César. La mayoría de sus legionarios tan solo habían sabido de su fama y de sus campañas de Asia en la escuela o en los relatos populares pero no sentían una conexión íntima con su líder, antes al contrario, el sentimiento general era de admiración ante el general adversario pues para ellos César era el héroe del momento, el ganador nato, el conquistador de los galos y muchos de ellos lo admiraban y temían.
Desesperación. El ejército de César no contaba con suministros suficientes desde hacía semanas con lo que sus legionarios padecían hambre y sed además del cansancio. Habían marchado durante días y el racionamiento de víveres se había generalizado. Además su posición geográfica para la batalla, con seguridad buscada por el propio Cesar, les negaba cualquier posibilidad de escapatoria, especialmente en el conocimiento de la superioridad de la caballería pompeyana. Sin duda se aprecia en la elección del campo de batalla, el reflejo de César el jugador, conocedor de la psicologia del soldado, que luchará siempre mejor si su única alternativa a la victoria es la muerte segura.

También jugó a su favor el reducido espacio del campo de batalla, norma principal para el contrincante de menos recursos pues el achicamiento de espacios impide aplicar generalmente las ventajas de la superioridad numérica.
Es probable que un general tan experimentado como Pompeyo intuyera estas sutiles ventajas de su oponente, pero, por la razón que sea, decidió plantar batalla en Farsalia. Desde luego el viejo y cansado Pompeyo tuvo pocas alternativas ante la presión y la prisa del Senado para aplastar al rebelde César y lo apostó todo a su apabullante superioridad numérica.

Desarrollo de la batalla

Batalla de Farsalia, despliegue inicial.
Los dos ejércitos apoyan uno de los flancos en un arroyo y concentran toda su caballería en el otro flanco, con la pretensión de que el ataque en ese punto decida la batalla. Sin embargo, las ideas de los comandantes sobre el desarrollo de la batalla difieren sustancialmente, y aquí es donde puede verse el genio de César. Pues mientras Pompeyo intentará vencer con su superioridad numérica, César, previendo ese movimiento, planea realizar una eficaz defensa, derrotar a la caballería enemiga y contraatacar, a su vez por el flanco.
Batalla de Farsalia, ataque de la caballería pompeyana.
Para ello, César decide reforzar su caballería con infantería, dispone 6 de sus más experimentadas cohortes formando una línea oblicua en el flanco, justo detrás de su línea principal, y mantiene además otras en reserva. Esto debilita bastante el centro del ejército, pero César confía en que sus veteranos aguanten el empuje del rival. La disposición inicial de estas cohortes escapaba a la visión de Pompeyo ya que en la sorpresa consistiría la victoria.
Batalla de Farsalia, contraataque de las cohortes cesarianas.
La batalla se inicia con las dos fuerzas aproximándose lentamente, pues para los planes de ambos bandos es importante que la batalla en el centro no se inicie rápidamente. La caballería pompeyana se lanza al ataque, según lo previsto, pero ante su acometida la cesariana se retira, en un amago de huida que no tiene más objetivo que atraer a la entusiasmada caballería enemiga hacia las cohortes bien pertrechadas para combatirlas.
Cuando los pompeyanos rebasan las líneas enemigas, se ven a su vez atacados en el flanco por las 6 cohortes dispuestas en línea oblicua, las cuales lanzan sus pila sobre las abigarradas y desordenadas líneas pompeyanas causando una gran matanza y confusión en hombres y caballos. La caballería cesariana vuelve entonces sobre sus pasos y, junto a las cohortes y la infantería ligera pone en fuga a los pompeyanos que huyen con la desesperación de salvar sus vidas. En la huida la gran masa de caballería de Pompeyo se vuelve un estorbo pues los escuadrones de primera fila que se dan la vuelta e intentan huir se mezclan con los que aun vienen cargando desde atrás con todo el ímpetu del desconocimiento de lo que ocurre más adelante. Cunde el pánico y la confusión, hombres y animales son pisoteados y arrollados, mientras la masa de caballería es atacada incansablemente por las tropas de César. En este momento, la estrechez del campo de batalla se convierte en el peor enemigo de Pompeyo. Cuando la caballería de Pompeyo logra volver grupas en común no dejará de huir hasta salir del campo de batalla ante la persecución de los cesarianos.
Batalla de Farsalia, huida de la caballería pompeyana y ataque por el flanco al cuerpo principal.
Acto seguido, las cohortes del flanco comienzan a maniobrar, con la precisión de un desfile que da la veteranía y acometen desenvainando contra el flanco izquierdo de las cohortes enemigas. En este momento, los legionarios de ambos bandos ya han entrado en contacto, y César ordena a su reserva que refuerce el centro del ejército. Atacados por dos sitios, el ejército pompeyano empieza a desmoronarse por el flanco. La terrible caballería gala de César, victoriosa ya sobre sus derrotados oponentes, se vuelve entonces y carga contra la retaguardia de las legiones enemigas ante lo cual finalmente se generaliza la desbandada, desapareciendo cualquier resto de la escasa moral de los pompeyanos. Viendo que la batalla está perdida, Pompeyo se retira al campamento y después huye a Egipto.
Así pues, decidieron la batalla las ventajas superiores del genio de César, el uso de reservas tácticas y el ataque combinado de caballería, infantería ligera e infantería pesada.

Resultado de la batalla

César escribe en los Comentarios que en las dos horas que duró la batalla tuvo 200 muertos -sin contar las bajas causadas a sus tropas auxiliares y a la caballería aliada- y que su enemigo unos 10.000 pompeyanos. Es muy posible que las bajas totales de César alcanzaran los 1.200 hombres. Es fácil explicar este desfase en la pérdida de hombres, si tenemos en cuenta que las tropas de Pompeyo combatieron sin orden ni concierto contra las sólidas cohortes de César formadas en orden de batalla.
César escribe que perdió a treinta centuriones y lo destaca con gran dolor, entre ellos a su fiel Cayo Crastino, una proporción muy alta que indicarían el alto grado de responsabilidad que alcanzaban sus cuadros de mandos, dispuestos a sacrificarse para evitar la pérdida inútil de legionarios.

 Retrato de Pompeyo Magno.